El siguiente extracto fue tomado del Libro <La reconciliación con el origen y el destino> de Graciela Lauro, quien de manera muy sencilla y profunda nos comparte una hermosa metáfora sobre el Arte de Vivir en pareja y la experiencia en piel de los ya conocidos Ordenes del Amor propuestos por Bert Hellinger.
Lo comparto con Uds. intacto, ya que por mucho que se hable, estos poderoso Ordenes del Amor tienen que vivirse, es decir, más allá de la comprensión es el bailarse la mejor oportunidad que hacerlo al ritmo y son de cada experiencia! Así que disfrútenlo!
"Una buena imagen para ilustrar el encuentro de un hombre y una mujer en la vida quizás sea la de dos bailarines que despliegan su arte en la pista. Así lo entendió Tiiu Bolzmann, directora del Centro Bert Hellinger de Argentina. Apasionada por el tanto reflexiono sobre este baile popular convirtiéndolo en una metáfora de los ordenes del amor en la pareja.
Bailar tango- bailar en general- es entrar en relación con otro, en un espacio donde hay reglas, límites, permisos, que los compañeros conocen de antemano y que son los que, en definitiva, permiten el disfrute del encuentro. La armonía se logra a partir de la aceptación de estas leyes.
Al igual que en las parejas, en el orden que rige en el tango, <la mujer debe seguir al hombre y esté debe estar al servicio de lo femenino>. (1)
<El hombre dirige: él da orientación y sostén y provee seguridad, para que ella se sienta protegida. Así puede desplegarse y realizar los firuletes (giros) y disfrutar del baile. Él la dirige en movimientos y ... la frena. Él prepara sorpresas, para evitar la rutina. La mujer se deja guiar, solo reacciona frente a sus impulsos y con eso le proporciona la importancia que le hace falta para poder dirigir. Ella permanece en la entrega, espera en él y le da sentido a su dirección. En algunos momentos ella sostiene la estabilidad, para que el pueda entregarse por instantes e inventar nuevos juegos>, explica Bolzmann. Sin embargo, tras muchas horas de baile (y también de vida de pareja) la terapeuta advierte que hacen falta ensayos, que un baile <no sale enseguida> y que entregarse no es dejarse caer, así como tampoco dirigir significa imponerse.
El orden (en el tango y en la pareja) permite el movimiento, el fluir del amor, la libertad de la creatividad. Aunque los cónyuges compartan un camino, cada uno tiene un lugar, un espacio en el cuál desarrollarse y mirar amorosamente al otro como lo que es: un compañero."
- Graciela Lauro-
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